Programa COMIENDOP: Construcción del estilo motivacional docente del alumnado de Grado de Magisterio en Educación Primaria

Recientemente, el Ministère de l’Education (2020) propuso 13 competencias profesionales docentes que debían ser incorporadas en las titulaciones universitarias para promover el desarrollo integrar del profesorado desde el inicio de su formación. Dichas competencias profesionales se agrupan en tres ámbitos relacionados con la profesión. En el ámbito 1, relacionado con la figura del docene y a la interacción con el alumnado (Ámbito 1) encontramos cuatro competencias: C4.- Implementar situaciones de enseñanza y aprendizaje; la C6.- Gestionar el funcionamiento del grupo-clase; la C7.- Tener en cuenta la heterogeneidad de los estudiantes y la C8.- Apoyar el placer de aprender. Dentro de este ámbito, las conductas y los estilos motivacionales docentes que el profesorado lleva a cabo durante sus clases podrían repercutir positiva o negativamente en las experiencias del alumnado (Bartholomew et al., 2018). Dicho esto, parece recomendable incluir en la formación inicial de los futuros maestros, herramientas que les permitan generar experiencias positivas en su futuro alumnado en función de su manera de intervenir en el aula e interactuar con los niños y niñas. Sustentado por la Teoría de la Autodeterminación (TAD; Deci & Ryan, 1985; Ryan & Deci, 2017, 2020), durante los últimos años, se ha constituido el Modelo Circular (Aelterman et al., 2019). Dicho modelo plantea cuatro estilos docentes, subdivididos a su vez cada uno de ellos en dos conductas motivacionales (un total de ocho conductas docentes), cuya implementación podría generar consecuencias positivas o negativas en el alumnado. El Modelo Circular establece dos estilos y cuatro conductas motivacionales docentes consideradas positivas, dado que su implementación apoya la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas (NPB) de los estudiantes, promueven la motivación autónoma y, consecuentemente podrían generar consecuencias afectivas, comportamentales, cognitivas positivas. Estos estilos y conductas positivas son el de apoyo a la autonomía, integrado por conductas del docente participativas y adaptativas, y el estilo estructurado, formado por conductas docentes clarificadoras y orientadoras (Aelterman et al., 2019). Además, el uso de estos estilos motivacionales también podría influir en la satisfacción del docente respecto a su profesión (Escriva-Boulley et al., 2021; Vermote et al., 2020), el sentido de eficacia durante sus clases y su percepción de competencia (Burgueño et al., 2023), entre otras. Por otra parte, el estilo controlador (formado por conductas docentes demandantes y dominadoras) y el estilo caótico (integrado por las conductas docentes abandonadas y a la espera) son considerados negativos ya que podrían promover la frustración de las NPB, una motivación menos autodeterminada y como resultado, consecuencias negativas y desadaptativas en el alumnado durante las clases (Aelterman et al., 2019; Vasconcellos et al., 2020). Dadas las consecuencias que desencadena el estilo motivacional docente en el alumnado, es importante que los maestros fomenten una motivación lo más autodeterminada (autónoma/intrínseca) posible en el alumnado aprendiendo a apoyar/satisfacer sus necesidades psicológicas (Reeve y Cheon, 2021) y por tanto, utilizando estilos motivacionales docentes considerados positivos. Recientemente, Ahmadi et al. (2023) crearon una clasificación de estrategias motivacionales docentes que podrían ayudar a los maestros y maestras a intervenir adecuadamente en el aula, configurando progresivamente su estilo motivacional docente. Por ello, parece adecuado ofrecer dichas herramientas durante la formación de los futuros maestros y por consiguiente, aumentar las probabilidades de generar experiencias positivas en su futuro alumnado durante las clases.